(Escrita a domingo 18 de noviembre de 2018)
Me gustaría hacer una reflexión este domingo sobre la integridad, más concretamente sobre las personas íntegras.
Según la definición una persona íntegra es una persona severa consigo misma y con los demás, en el cumplimiento de las normas morales (que son distinguir entre el mal y el bien y obrar respecto a éste último) y de conducta.
Para simplificarlo un poco más yo diría que también implica el intentar transmitir lo que deseas y actuar en coherencia, tomando en consideración el momento personal del prójimo, teniendo en cuenta sus aspiraciones y la relación entre el beneficio obtenido y el beneficio causado al dirigirte a éste. Como todas las habilidades, ésta se entrena con la práctica porque si al principio para decir una palabra nos tenemos que poner a pensar en tantas cosas la verdad que no sale.
Las personas íntegras cambian de parecer lentamente y a base de comparar las nuevas situaciones con las que ya tenían. Digamos que con el desarrollo tecnológico estamos todos a la expectativa un poco de que va a ser lo siguiente. ![]()
Por el contrario, si te dejas llevar por emociones rápidas, puede que olvides cuales son tus preferencias vitales. Poco se puede esperar de una persona que a cada día se deja llevar por lo que le indican los demás (a veces siempre los mismos). En este caso estas delante únicamente físicamente de una persona, de un cuerpo, que en realidad está pensando en otras cosas. Realizando una gran actuación en función de unos supuestos beneficios o patentes para sí mism@s. Estos serían el: "o estás conmigo o contra mi".
También hay personas que hartas de contemplar este tipo de situaciones, o porque les da la gana, se guían por su propia experiencia sin importarles lo que suceda exteriormente, y sin molestar a nadie. Un ejemplo muy claro de este tipo sería la persona ermitaña. Y no pretendo hacer un chiste hoy con esto, aunque es bien parecido. ![]()
Hay muchas personas entre las que me incluyo duras de mollera. Necesitan muchos intentos y llamadas a su atención en el mismo determinado sentido para finalmente hacerle ver las ventajas obtenidas por el futurible cambio de parecer. Por ello digo, y para concluir que las personas íntegras son las que procuran mantener sus principios/valores/argumentos/razonamientos/ideas y no se esfuerzan en ocultarlos. Abierto a debatir.